
La tranquilidad apenas estaba llegando después de mi semana llena de ocupaciones y diversión ¡Tuve la brillante idea de bendecir a mi esposa con un viaje a Etiopía por su cumpleaños! Parecía una gran oportunidad para que ella fuera bendecida con sus grandes amigos, compañerismo y de cumplir algo de su “lista de cosas por hacer antes de morir”. En algún punto, tratando de organizar el mejor regalo de cumpleaños, fallé en captar completamente las implicaciones de mandar a mi mejor mitad tan lejos y quedándome yo solo con mis cuatro hijos caóticos, llenos de energía, y que van a la escuela. Nuestra misión fue de viernes a viernes; una semana de “reglas de papá” nachos, quesadillas, cereal, y sándwiches de crema de cacahuate con mermelada (por que sí, papá sí puede cocinar todo esto) palomitas y películas de súper héroes. ¿Fácil, no?
El fin de semana arrancó con la lista de mandados, proyectos y fiestas. Íbamos a estar bien. Pronto, la realidad comenzó a tener impacto. Desde la tarea de: “¿Tienes que entregar esto en lunes y me estás diciendo esto en domingo?!” hasta "Espera. Mi hijo de cuatro años no puede tener una fiebre y bronquitis; ¡Va a tener que quedarse en casa y falta a la escuela!" Después, como una ola que llegó a destruir nuestro castillo de arena llamado vida, la realidad llegó arrasando con todo. En poco tiempo, el plan “A” comenzó a convertirse en plan “X”, “Y” y “Z”, mientras cada día brindaba oportunidades para crecer en humildad y paciencia. Ropa sucia, platos sucios y “ayuda” parecían ser las palabras de cada hora. No me malinterpretes, amo a mis hijos. Tengo unos hijos grandiosos. Sin embargo, manejar un ministerio de tiempo completo, familia y la vida como padre soltero ¡es una historia completamente diferente! Me di cuenta casi al final de la semana, mientras tenia la esperanza de poder tener unos momentos de estudio antes de mi mensaje inminente, solo para ser interrumpido con, “Papá, olvidé que tengo que llevar un postre a clase mañana!” Así que, dejé de cocinar este mensaje y comencé a hacer las galletas.
Pude experimentar tan solo un poquito de cómo es la vida para los padres solteros que conozco. De cómo desearías tener un control remoto para la vida que tuviera un botón de pausa para detenerte por tan solo un segundo o un botón de volumen para el ruido. La realidad es que un padre soltero no tiene un relevo para poder luchar contra los retos de la vida.
Creo que tantos de los padres solteros sienten ese peso y estrés de balancear la poca provisión que tienen para dar, en su deseo de proteger las cosas más preciadas en su universo.
Ciertamente me hizo agradecer la bendición de tener mi esposa. El Señor me hizo recordar una historia, mientras pensaba en lo mucho que me impresionaban las personas que hacían esto todo el día, todos los días. Recordé la historia en 1 Reyes 17:7-16, cuando Dios llama a Elías a ir a la casa de una madre soltera. En esta historia, la vida milagrosa de Elías cambia por completo cuando los cuervos le dejan de dar carne para comer y el agua del arroyo se seca. Es ahí cuando el Señor lo manda al lugar menos común en busca de comida. Mientras sigue si camino guiado por el espíritu hacia la casa de la viuda ¡él encuentra ala viuda y a su hijo recogiendo madera para tener su ultima cena antes de morir! Solo puedes imaginarte la desesperación y dificultad que ella enfrentó pensando en que tenía que compartir lo poco que le quedaba de comida con este extraño. Qué tal la audacia de Elías para pedirle que le hiciera una hogaza de pan primero con lo poco que había dejado.
¿Por qué parece que Dios le pide más a aquellas personas que menos tienen? ¿Qué otra cosa tenía esta mujer para confiar aparte de las palabras de este profeta de que todo estaría bien? Creo que tantos de los padres solteros sienten ese peso y estrés de balancear la poca provisión que tienen para dar, en su deseo de proteger las cosas más preciadas en su universo. Sin embargo, como Abraham e Isaac, parece que el Señor sabe cómo llegar al núcleo de nuestra confianza hacia Él. ¿Puedo confiar en Él con mis posesiones más preciadas? ¿Puedo diezmar cuando piense que no tendré lo suficiente para hacerme cargo de mis necesidades? ¿Puedo servir cuando no hay suficiente sustento? Estas preguntas pueden ser esenciales para muchos de nosotros hoy en día. Sin embargo, lo que amo de esta historia, es que con el riesgo de perderlo todo, existe la oportunidad de provisión prolongada.
1 Reyes 17:14, “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra..’”
En ese momento crítico donde ella tenía que escoger entre, lo que ella sentía que era una petición sin amor o una promesa sin precedentes, ella optó por errar en la fe. ¿Realmente me pediría Dios que pusiera a mi familia en riesgo? ¿Que tal si Dios quiere probarte para ver si lo pones a Él por encima de todo? ¿Que tal si Él quiere proveer de una manera milagrosa? Nota que Dios prometió una provisión diaria y que si ella era obediente la vasija nunca disminuiría.
No sé cuantos padres solteros estén pensado en este momento que Dios está pidiendo demasiado. Tal vez tú estás intentando aferrarte a la poca esperanza que te queda, y sin embargo, sientes que Dios te está pidiendo que dejes ir tus planes y provisiones. Que tal si al dejarlo ir, como el niño de los evangelios que dio sus dos panes y su pescado y poniéndolo en las manos de Jesús, Dios te mostrará que puede proveer para ti y a través de ti a las vidas de otros. La petición tal vez parezca desalentadora y abrumante, pero Dios siempre cumple sus promesas
Sé que tuve una luz al final del túnel esta semana, sabiendo que refuerzos venían en camino. Mi consejo para aquellos que no cuentan con este lujo, es que Dios sabe y tal vez está enviando tus respuestas en forma de pregunta. Él ha prometido cuidar de ti, pero ¿confiarás lo suficiente para soltar tus afanes y dejar que Él cuide de ti?