
Toda mi vida había soñado con un matrimonio de cuento de hadas, un caballero en su armadura brillante levantándome de mi pies, y tener un carcaj lleno de hijos. Nunca soñé ni pensé en vivir una vida de madre soltera. Me imaginaba mi vida de una manera muy diferente de la que es ahora. Sin embargo, ahora no cambiaría mi vida por nada. “El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.” (Proverbios 16:9).
Mis hijos tenían diecisiete, dieciséis y once años cuando me convertí en madre soltera. Fui ama de casa por quince años, trabajando muy de vez en cuando para tener un poco de dinero extra para ayudar con los gastos. Nunca estuve ni un poco cerca de sostener la responsabilidad económica de mi familia. Cuando comencé a ser madre soltera estaba ganando el salario mínimo como recepcionista en Calvary Chapel. No pensé que podría sobrevivir al inicio de mi soltería. Mi temor más grande era que terminaríamos sin hogar. Pero conforme me he aferrado a Jesús, Él me ha ayudado a sobrepasar todos los tiempos difíciles. A veces tenía que poner un pie enfrente de otro mientras me sujetaba a Él. Durante mi angustia, cuando apenas podía respirar, recuerdo que el Señor muy claramente me preguntó, “¿Confías en Mí?” Yo le respondí, “Sí Señor, sí confío en Ti… ¡Pero esto es muy difícil!”
Muchas veces me imaginaba mi situación como las aguas de un río, como un remolino furioso, y la única roca en el centro era Jesús, y yo estaba colgando en Él por mi vida. Otras veces pensaba en Pedro y como él caminaba sobre el agua mientras fijaba su mirada en Jesús, pero en cuanto perdía el enfoque se hundía. Yo no me quería hundir. ¡Yo quería llegar hasta el otro lado! Y he aprendido que algunas cosas se hunden en el transcurso.
Escucha al Señor, No a Tus Miedos
Guarda tu corazón de “qué tal si…” y “pero si tan solo…” Recorre a lo que la Biblia dice en cada situación. Cuando mi ex-esposo me amenazaba con obtener la custodia completa de nuestros hijos, yo le creí. Él tenía un abogado caro y había presentado un caso a la corte solicitando que se redujera a cero la manutención de sus hijos y obtener su custodia. Cuando fuimos a la corte, hallé favor delante de Dios. Los niños habían estado viviendo conmigo desde el divorcio y Dios había dado provisión económica para nosotros. Durante este tiempo el Señor me dio esta escritura : “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.” (Deuteronomio 31:6). Antes de ir a la corte, un amigo me envío un versículo que pertenecía a una situación diferente, pero en cuanto lo leí supe que era para mi día en la corte. Era el Salmo 37. ¡Léelo!
Ora por Cada Decisión y Reto
Desde el comienzo decidí dedicar unos minutos todos los días para orar con mis hijos. Estábamos pasando por tiempos tan difíciles que mis hijos no querían orar. La mayoría de las veces se burlaban o se enojaban conmigo cuando les pedía que oráramos. Yo les decía, “Está bien, yo sí voy a orar. Ustedes simplemente pueden escuchar. Si quieren orar, pueden hacerlo.” Al pasar el tiempo, comenzaron a orar conmigo y pude ver cómo mis hijos sanaban del quebrantamiento que había aplastado a mi familia
Esperanza en Jesús
Cualquiera que haya sido la razón por la que ahora eres soltera, ya sea por la muerte de tu esposo, adopción, o por rechazar el aborto, hay esperanza en Jesús. No fue mi decisión el divorcio y hubiera hecho lo que fuera con tal de mantener a mi familia completa, pero no tuve control sobre ello. Mi familia se dividió, y hasta la fecha algunos de mis familiares han decidido no hablarme. Tenía que aceptar que mi familia ahora era más pequeña. La iglesia, mis compañeros de trabajo y mis amigos se convirtieron en mi familia. Mi vida cambió dramáticamente, pero no la cambiaría por nada del mundo. Como dice la Palara de Dios, “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:3-5).
Dios Utiliza Todo
Nada se desperdicia. He cometido bastantes errores en mi soltería, y cuando los cometí, le pedía a Jesús que me cubriera y sí lo hacía, y lo sigue haciendo. Siempre estoy consciente de que mis hijos me están observando, incluso cuando pienso que no lo hacen. Si yo quiero que ellos sean adultos buenos, amables, y responsables, entonces necesito ser esa persona. “y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.” (Jeremías 32:38-39).
Él tenía cosas muy grandes. Y si me hubiera rendido, no hubiera visto las bendiciones ni el fruto de todos los regalos de Dios para mí."
Confía en Dios con lo Imposible
Ya sea en lo económico, spiritual o mental, confía en Jesús. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19). Es una decisión. Cuando regresé a la soltería sentí la urgencia de rendirme, regresar a la casa de mis padres y tomar el camino más fácil porque mi futuro parecía sombrío. No podía ver lo que Dios estaba haciendo ni lo que tenia preparado para mí más adelante. Él tenia cosas muy grandes. Y si me hubiera rendido, no hubiera visto las bendiciones ni el fruto de todos los regalos de Dios para mí, los cuales eran muchos. Hubo muchas veces en las que no tuvimos comida sobre la mesa ni dinero en el banco, pero pudimos superarlo y Dios suplió en las maneras que menos anticipábamos. Sabía que no me podía rendir. Rendirme no era una opción porque habían tantas responsabilidades que necesitaban cubrirse y tenía tres hijos confiando en mí. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9). El Señor provee cuando confías en Él.
Jesús es mi Esposo
Él me eligió a mí y me ama muchísimo. “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.” (Isaías 54:5). Tomé la decisión de no permitir que un hombre me distrajera de criar a mis hijos. Sabía que ellos necesitaban toda mi atención. Ellos necesitaban a alguien que siempre estuviera ahí para ellos y yo quería ser esa persona, no su superior, quien los dirigiera (a Jesús). Algunos días pensaba, “Esto es muy difícil! No puedo hacerlo! No tengo a un esposo que me ayude en esta situación, nadie a quien recurrir, nadie a quien preguntarle qué debería de hacer. No siempre es fácil, sólo tengo que recordar que todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13). Solamente tengo que entregarle mis problemas a Él, y Él se hará cargo de lo demás. Jesús sabe cómo tratar con cada situación mejor que cualquier ser humano. No estoy diciendo que los humanos no dan buenos consejos. Pero algunas veces, incluso mis amigos con las mejores intenciones me han aconsejado lo contrario de lo que Dios me está diciendo. Cuando eres tentada a recurrir a un amigo para que te aconseje, primero ve con el Señor y pregúntale. Jesús dijo, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:29-30). Él tiene una solución mejor que cualquier hombre, si estás dispuesta a esperar la respuesta.
Perdona y Olvida
Deja ir el dolor y no te aferres a la amargura y resentimiento hacia la persona que te abandonó en esta posición. Se dice que la amargura es como beber veneno esperando que la otra persona sea la que muera. Solamente te causa dolor a ti, no a la persona con la que estás enojada. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14).
Hoy mis hijos siguen a Jesús, tienen empleos y son responsables. Uno se ha graduado de la universidad y es músico, otro está felizmente casado, y la más chica está terminando la preparatoria. Nunca hemos estado sin un hogar y nunca nos hizo falta nada. ¡Dios es bueno y fiel!