
“Enseña a tu lengua a decir ‘No sé’.” - Maimónides; Rabí del siglo XII
Tenía 18 años y había sido seguidor de Jesús por casi un año. Estaba agradecido por ser perdonado. También era un sabio lleno de conocimiento infinito. Por lo menos pensaba que lo era. Tenía la respuesta para todo y para todos. Era el mejor recurso para toda la verdad. Eso era antes. Ahora es diferente.
En mis 20s me convertí en pastor de una iglesia muy pequeña en la ciudad de Desert Hot Springs, cerca de Palm Springs, California. Me había puesto en contacto con Jerry Cook, un pastor que rápidamente se convirtió en un tipo de mentor para mi. El estilo de enseñanza de Jerry es casual, acogedor y fácil de escuchar y aprender. Sin embargo, fue la humildad de Jerry lo que más me impactó. Estaba ansioso por hacerlo bien.
QUERÍA PREDICAR BIEN, LIDERAR BIEN Y TENER TODAS LAS RESPUESTAS PARA ESAS PREGUNTAS PROFUNDAS DE LA BIBLIA Y DE LA VIDA QUE ESTABAN POR VENIR.
Siempre se espera que el líder tenga todas las respuestas. Desesperadamente quería “saberlo todo.” Estaba convencido que mi amigo Jerry en realidad tenia todas las respuestas. Le escribía a menudo, pidiéndole sabiduría en todo, desde mi familia hasta mis amigos, acerca de la predicación, de la consejería y todo lo que tuviera que ver con el liderazgo y la iglesia. Sus respuestas siempre eran consideradas y concisas. ¿A caso no amas lo conciso? Sin embargo, una de las cosas de más ayuda que aprendí de Jerry la encontré en el título de su libro. Su mejor libro, Love, Acceptance and Forgiveness, (Amor, Aceptación y Perdón) es una obra clásica enfocada en todo lo que una iglesia realmente debe de ser. Sin embargo, el mejor título de Jerry es de un libro diferente; A Few Things I’ve Learned Since I Knew It All (Algunas Cosas que He Aprendido Desde que lo Supe Todo). Sonrío cada vez que lo veo en mi librero. Mi sensei, rabí, mentor, experto... en realidad estaba admitiendo su conocimiento limitado. ¡Que perspectiva tan bienvenida para mi!
QUIZÁS UN DE LOS LÍMITES MÁS IMPORTANTES EN LA VIDA ES EL QUE CRUZAMOS EL DÍA QUE DESCUBRIMOS QUE HAY UN SINFÍN DE COSAS QUE NUNCA ENTENDEREMOS."
Existen, tal como lo dijo el Rey David, “grandes cosas, muy profundas” para todos nosotros. Seamos realistas; ninguno de nosotros vivimos lo suficiente para saber todo de todo. Puede que sea un experto en cierta área, pero en otras áreas, honestamente, soy un novato o un desastre. Hay que acostumbrarnos; no debe de darte vergüenza el aceptar tu ignorancia.
Aquí David se dice a si mismo, “Relájate, Einstein, no sabes tanto como piensas.” ¡Gracias David! Finalmente puedo quitarme mi máscara de “sabiduría” y tomar el mejor asiento de estudiante, discípulo y buscador, incluso como líder cristiano.
¡Esto es ahora! Y ahora, admito que realmente tengo muchas preguntas acerca de la vida, Dios, ministerio, la Biblia y de mi mismo. Así es. No siempre me entiendo a mi mismo. Aquí hay algunas preguntas que aún me frustran:
• ¿Por qué caigo fácilmente en el desánimo?
• ¿Cómo puedo dudar del amor, fidelidad, paciencia y misericordia prometida de parte de Dios?
• ¿Por qué Dios permite tanto horror, terror y sufrimiento?
• ¿Cómo puedo conocer tanto acerca del matrimonio y aún así fallar en amar a la mujer tan encantadora con la que Dios me ha permitido vivir por mas de 43.5 de años?
Como el Rabí Maimónides le dijo a sus jóvenes discípulos hace 900 años, “Le he enseñado a mi lengua decir ‘No sé’.” Continuaré aprendiendo, preguntando y con el favor de Dios, descubrir niveles más profundos de conocimiento y para las preguntas mas difíciles de la vida. Continuaré firme sobre lo que sé. Después de mas de 45 años de conocer a Jesús y de estudiar la Palabra de Dios, existen verdades vitales que me dan fuerza a mi y a mi viaje.
• Sé lo que David sabía hace 3000 años, que nuestra “Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre.” (Salmo 131:3).
• Sé que las palabras de Jesús son un cimiento firme en el cual se puede edificar (Mateo 7:24-25).
• Sé que Dios me sostendrá mientras viajo por lo que no entiendo y me mantendrá en una paz perfecta al fijar mi mente en Él. (Isaías 26:3).
AUNQUE LA MAYORÍA DEL TIEMPO SE ESPERA QUE LOS LÍDERES TENGAN TODAS LAS RESPUESTAS, ME ES UN ALIVIO CONFESAR QUE NO LO SÉ TODO.
De hecho, espero que aquellos a los que yo guío, aprendan de mi confesión de tener en mi posesión menos de todo el conocimiento de todo lo eterno. Quizás ellos también tienen momentos en los que piensan que saben más de lo que creen; es un sentir que enfrento a diario. No debes de avergonzarte de tal confesión. Supongo que incluso debería de haber cierta emoción al llegar a este punto, sabiendo que Dios se revelará en mi debilidad, justamente como lo ha prometido (2 Corintios 12:8-10).
Esto no es excusa para la pereza espiritual. No podemos abandonar la búsqueda de las soluciones para el sinfín de problemas y múltiples crisis de la vida. El salmo 131 no es la canción de un teólogo perezoso sino de un buen rey que se rehúsa a hablar más allá de su conocimiento y experiencia y quien en realidad estaba contento con no saberlo todo. David sabía que ciertas cosas en realidad estaban “más allá de su grado real.” Cualquier hombre o mujer “conforme al corazón de Dios” de igual forma se puede tranquilizar al saber que es Dios quien conoce todas las cosas.
Espero que nosotros, al igual que David, podamos enseñarle a nuestra lengua a decir, “No lo sé.” Llegaremos a estar en el mismo refugio lleno de paz y tranquilidad que encontró David; el mismo que prometió Jesús la noche en que fue traicionado cuando le dijo a sus amigos, “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.” La respuesta del temor hacia lo desconocido es simplemente fe en Dios, el único que conoce lo desconocido, Aquél que realmente lo sabe todo.
Asi que ¿qué cosas no sabes? Dilo. Después déjaselo a Dios y vive tranquilo en Él. Si eres presionado para dar una respuesta rápida, solo sonríe y di: “No lo sé, pero preguntémosle al que lo sabe todo.”