
Cuando Jesús entró a Jerusalén en el domingo que conocemos como Domingo de Ramos, podrías decir que es un desfile patriótico. Así se describe en Juan 12:12-13:
"El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: !!Hosanna! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”
En ese día y para esas personas, parecía un día de desfile en la ciudad. La multitud gritaba que Jesús era "el Rey de Israel." Ellos sacudian las ramas "de palmeras," lo cual era símbolo patriótico para un Israel independiente regresando a su último estado independiente bajo Macabeos. Este era un tiempo emocionante y feliz, dándole la bienvenida al hombre quienes muchos pensaban que sería el Rey de Israel, quien finalmente había venido a vencer a los romanos odiados.
Ya que estaba cerca la Pascua, habían muchos soldados romanos en Jerusalén. No es difícil imaginar que muchos de ellos vieron el desfile y sintieron que era importante avisarle a su comandante – Poncio Pilato – que los judíos daban la bienvenida a un rey en la ciudad que venía a reempalzar a los gobernantes actuales.
¿Si Poncio Pilato recibió las noticias, cómo piensas que reaccionó?
Piensa en las preguntas que él pudo haber hecho a los soldados que traían este reporte.
¿Qué tipo de ejercito traía este “Rey de los Judíos”?
No habían soldados, solo niños que reían y bailaban en el desfile.
¿Que tipo de himnos patrióticos cantaban?
Solo habían canciones de adoración al Dios de Israel.
¿Qué tipo de armas utilizaban?
No tenían ni espadas ni lanzas, solo palmeras.
¿Que tal el Rey? ¿Qué tipo de caballo montaba?
No montaba un caballo. No montaba a caballo para nada. Era un pollino, o cuando mucho, un asno.
Si Poncio Pilato pensaba en el desfile que traía a Jesús a Jerusalén, seguramente le daba risa. Los romanos sabían cómo organizar un buen desfile, y el de Jesús ciertamente no lo era. Es como la diferencia entre un buen desfile hecho con soldados, tanques de guerra y misiles, en contraste con un desfile de niños en sus bicicletas y con banderines.
Jesús dijo algo dramático con esta entrada a Jerusalén. "Sí, Yo soy el Rey del amor y el poder así como lo desmotré al levantar a Lázaro de la muerte. Sin embargo, no soy como los reyes de este mundo; Soy un Rey humilde, ven a servir y a morir por mi pueblo."
Lo más maravilloso de todo esto es que el Rey humilde ganó.
Venció al imperio romano y a todos los otros imperios. Su reino continua creciendo y permanece hasta hoy.