
“Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,” (Salmo 86:5). “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11).
LA BIBLIA TIENE UN MENSAJE DOMINANTE: REDENCIÓN.
Todos los temas de la Biblia están envueltos por esto. Si entendemos la redención, entendemos la Biblia. Sin embargo, si nos perdemos de esta verdad, nos desviaremos hacia pensamientos extraños y herejes acerca de Dios, de la humanidad y del significado de la vida. Nuestro aspecto favorito de esta redención se encuentra en una sola palabra: perdón. Muchos términos teológicos necesitan explicación. Este término no.
El perdón es el acto de ser liberado de una deuda, a veces, pero no siempre incluyendo el escape de muchas de las consecuencias de nuestros actos. La redención es el resultado de un intercambio, la acción de tomar o retomar la posesión de algo por medio de un pago, intercambio o dando un rescate.
Cualquier niño o niña que haya reciclado botellas puede entender el significado de la redención. Recuerdo un verano muy caluroso en Ohio, buscando por ambos lados de la carretera de nuestra casa para encontrar esos tesoros abandonados. Intercambiaba botellas de Coca Cola de 6.5 oz por dos centavos, pero el premio mayor era encontrar una botella de tamaño “familiar”, la cual equivalía a cinco centavos para el que la encontrara. Ese juego de “buscar-encontrar-vender” es redención, el proceso en el que algo desechado se convierte en algo preciado, ese es el mensaje del Salmo 130.¿Qué tiene que ver una botella de Coca Cola contigo y conmigo? ¡Tiene todo que ver! Se refiere a la redención. “De lo profundo” clamamos, y Dios no solo nos escucha sino que también nos perdona. Este salmo es la canción de los redimidos, y no es coincidencia que este salmo no cuenta con el nombre del autor.
La mayoría de las personas asumen que David es el autor. Todos conocemos las grandes fallas de David y el profundo sentir de vergüenza que abrumaba a este “hombre conforme al corazón de Dios.” ¿No podimos haber escrito esta misma canción? ¿A caso no todos hemos estado en la profundidad del pecado vergüenza y quebrantamiento? ¿A caso no hemos sido todos desechados como “botellas de Coca Cola, vacíos y sucios en el suelo?
¿A CASO NO TODOS NOS HEMOS PREGUNTADO SI ALGUN DÍA PODREMOS SER PERDONADOS POR NUESTROS PEORES MOMENTOS Y NUESTROS FRACASOS MÁS DEVASTADORES POR LO CUALES NISIQUIERA NOSOTROS NOS PODEMOS PERDONAR?
Quien sea que haya sido el autor de esta poesía tan consoladora, quiere que sepas que puedes acercarte a Dios con la confesión de pecado y de dejar la carga de vergüenza ante Él. Se nos dice enfáticamente que a pesar de que nada de lo que hagamos o digamos se escapa de la atención de Dios (una realidad aterradora), la verdad mas importante es que Dios no está guardando estos registros para crear un caso en nuestra contra como algún político sucio. Cada elección, los oponentes reclutan información asquerosa de sus “enemigos” para poder sacar a la luz esa evidencia que los culpa en el momento apropiado con la esperanza que las noticias de estas fallas pasadas puedan perjudicar su campaña.
Tal vez los candidatos políticos hagan esto, pero Dios no está buscando un oficio público. Él nos busca a nosotros, nos llama, atrayéndonos a Él. No con recordatorios de nuestros fracasos, sino que con la verdad libertadora de que hay perdón y redención con Él.
Así que, ¿puedo ser perdonado por lo que he hecho?
Mira a la cruz de Jesús. ¿Dios puede arreglar el desorden que he hecho de mi vida? Mira hacia la cruz. ¿Dios realmente quiere tener una relación conmigo? Mira hacia la cruz. La respuesta a todas estas preguntas resuenan con un ¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍ! La cruz lo dice todo.
Nota lo que dice el versículo cinco, “…En su palabra he esperado.” Esto es un recordatorio de que no basamos nuestra esperanza del perdón en un deseo sino en su PALABRA … la palabra de Dios. Si Dios ha dicho que Él perdona, entonces Él perdona. A Dios no le apasiona tener un registro de nuestros fracasos. Lo que apasiona a Dios es deshacerse de esos registros y carpeta llena de nuestras obras malignas. Él ama restaurar, restablecer, renovar y reedificar al caído, a la gente quebrantada. Si existe un proceso de la redención, es uno simple. Comienza en donde comienza el autor. Reconoce que Dios está listo para perdonarte. Ven hacia Él con confianza y di algo así:
Padre en el cielo, escucha mi voz, escucha mi oración. Soy culpable de pecado. He hecho cosas vergonzosas. Lo siento y estoy listo para dejar todo esto atrás. Por favor perdóname. Gracias por enviar a Cristo Jesús para pagar por mis pecados. Rindo lo que queda de mí a tus pies. Gracias por perdonarme.
Si tienes mejores palabras que estas, úsalas, pero abre tu corazón a Dios en el nombre de Jesús y recibe la redención por la cual murió Jesús y después resucitó para darte. Después espera en Dios. Colócate bajo la tranquilidad de los versículos cinco y siete; “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová. Como aquellos que contemplan la belleza del amanecer. (parafraseo)
DIOS ESTÁ LISTO PARA PERDONARTE.
Él lo dijo. ¡Créelo! Pídelo; recíbelo. Después camina y vive en el mejor fruto de su perón, su paz. Dios nos recuerda que debemos hacer pública esta verdad. En los versículos siete y ocho, el salmista perdonado dice a las almas que se sienten culpables, “Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia.”
Así que dile al alcohólico, drogadicto, asesino, violador, adúltero, proxeneta, prostituta, homosexual, ladrón, mentiroso y al Fariseo, “abundante redención con él.” Este es su salmo también. Este salmo es para toda edad, alma y generación. Esta es la canción de los perdonados… los redimidos.
Párate sobre el lugar solido de la redención. No permitas que nadie, incluyéndote a ti, te arrastre bajo la vergüenza de la cual Dios te ha liberado. Deléitate y regocíjate en el desbordamiento de la “abundante redención.” Los registros contra ti han sido eliminados.