
Un tema de continuo debate entre los cristianos es sobre el asunto de lo que la Biblia dice acerca del papel de los hombres y mujeres en el ministerio y servicio de una congregación local o iglesia. Algunos creen que la Biblia no enseña ninguna diferencia en cuanto al papel o responsabilidad del hombre y de la mujer tanto en el hogar como en la iglesia. Otros creen que la Biblia enseña el principio del liderazgo masculino en el hogar y en la iglesia.
Sí creo que Dios ha dado diferentes papeles y responsabilidades a los hombres y a las mujeres en la iglesia, y algunos piensan que este es una perspectiva de la Biblia fuera de moda y cada vez menos popular. Sin embargo, esto es lo que yo creo que la Biblia sinceramente enseña, así que a mi no me importa que tan anticuado o impopular eso sea.
Con eso dicho, el punto de este artículo no es debatir este asunto. Recientemente Brian Brodersen y yo discutimos estos asuntos junto con otro pastor y pensamos que sería bueno explicar nuestro entendimiento de cómo estos papeles y responsabilidades diferentes deberían afectar al ministerio y servicios de la iglesia local.
ENTENDIENDO LOS MANDATOS DE 1 TIMOTEO 2:11-15
Para aquellos que piensan que la Biblia no enseña ninguna diferencia entre los papeles y las responsabilidades del hombre y de la mujer en la iglesia, 1 Timoteo 2:11-15 usualmente es referido como un “pasaje problema.” Ya que yo creo que la Biblia en verdad enseña tal diferencia, no considero esto para nada como un pasaje problema. Sin embargo, al igual que con muchos de los pasajes de la Biblia, un mandato simple y claro puede presentar retos en cuanto al desempeño de éste.
Primero, hay mínimo dos mandatos en este pasaje: Que una mujer aprenda en silencio con toda sujeción, y que la mujer no enseñe ni que tenga autoridad sobre los hombres de la iglesia.
Creo que la traducción en la versión Reyna-Valera 1960 para la palabra “silencio” en 1 Timoteo 2:11 y 2:12 es desafortunada. La palabra simplemente significa “en paz” o “sin contienda” y es utilizada en ese mismo sentido unos versos anteriores (1 Timoteo 2:2, reposadamente). Pablo nunca quiso decir que las mujeres deben tener una mordaza cuando entraran a la iglesia, sino que no deben de hablar de tal manera que ocasione contienda, interrumpa la paz de la iglesia, o menospreciar la autoridad que Dios ha puesto en la iglesia.
El mandato de que las mujeres no deben enseñar ni tener autoridad sobre los hombres de la iglesia (1 Timoteo 2:12) en realidad es un solo mandato, no dos. Las mujeres no deben de enseñar en la iglesia de una manera que arrebate o reemplace la autoridad que Dios ha ordenado en la iglesia.
Las razones de este mandato son fascinantes y no se basan en la cultura ni el tiempo. Bajo la inspiración del Espíritu Santo, Pablo conectó las razones con el orden de la creación y la naturaleza de a caída (1 Timoteo 2:13-14).
CUATRO RECORDATORIOS
1. Dios le ha dado al don tanto al hombre como a la mujer de entender y enseñar su Palabra, para cuidar a los demás dentro de la familia de Dios, para organizar y liderar. La única pregunta bíblica es: ¿en qué ambiente es en el que se deben de usar estos dones? Dios y su iglesia tienen grandes usos para los dones y energía de mujeres calificadas, pero no en el papel o responsabilidad de enseñanza ni liderazgo sobre una congregación en general.
2. Ser un hombre no califica a cualquiera para el liderazgo de la iglesia de Dios. Aunque creo que las Escrituras enseñan que los hombres deben de liderar en la iglesia, nadie debe de pensar que solamente el genero sexual es lo que califica a la persona. Los requisitos de carácter en 1 Timoteo 3 y Tito 1 se refieren a que muchos o la mayoría de los hombres de la iglesia aun no están calificados para el liderazgo.
3. La biblia solo enseña del liderazgo masculino en el hogar y en la iglesia. La Biblia no demanda el liderazgo masculino en la política, negocios en el mundo académico, la comunidad, ni en otras instituciones. Dios tiene propósitos especiales tanto para la familia como para la iglesia que van mas allá del pragmatismo o eficiencia.
4. El papel que Dios tiene de responsabilidad para el hombre en la iglesia y en la familia no es otorgado al hombre porque sea mas dotado o intrínsecamente mas espiritual. Nuevamente, Dios tiene propósitos especiales para la familia y la iglesia que van mas allá del pragmatismo y eficiencia.
APLICANDO EL PRINCIPIO DE 1 TIMOTEO 2:11-15
Para aquellos que están de acuerdo con que la mujer no debe de enseñar de una manera que arrebate la autoridad o reemplace la autoridad que Dios ha establecido en la iglesia, hay acuerdos y desacuerdos de cómo debe aplicarse este principio.
La mayoría estaría de acuerdo en que no se debe de dar a la mujer el titulo ni el oficio de anciano, obispo ni pastor porque esos títulos y oficios implican el ejercicio de enseñar con autoridad y predicar a la congregación en general. No es que las mujeres no puedan predicar, enseñar o demostrar amor y cuidado pastoral. Si no que ellas no deben de hacer estas cosas sobre la congregación en general, solamente bajo la autoridad y supervisión del liderazgo general de la iglesia.
Por lo tanto, si una mujer calificada enseña un estudio bíblico de mujeres y guía una clase de niños de primaria, no deberíamos de tener un problema con eso.
Así que, si una mujer – aunque cuente con los requisitos o tenga algún don – enseñara o predicara regularmente en el servicio semanal de una congregación, eso sería un problema. Sería un problema, teniendo el titulo u oficio de pastor o no, porque el predicar o enseñar de manera regular a una congregación en general es ejercer autoridad sobre esa congregación.
Un área donde puede haber un desacuerdo legitimo es en el asunto de, “¿Qué es exactamente la enseñanza con autoridad sobre a congregación general?” Si una mujer habla como invitada especial y el tema de su enseñanza no es para establecer o hablar de controversias doctrinales, ¿Eso sí se permite? Sé que algunos pastores que están de acuerdo con el principio del liderazgo masculino en la iglesia no tendrían problema con eso, y otros sí tendrían problema con eso. Creo que hay suficiente espacio para estar en desacuerdo y a la vez permanecer verdaderos a principio de Dios de sus papeles particulares y responsabilidades para los hombres in la congregación.
Algunos piensan que la mujer enseñando en la conferencia o algún taller o alguna otra situación es una violación de enseñar con autoridad sobre toda la congregación, y algunos otros no piensan así. De nuevo, creo que está bien en estar en desacuerdo.
También podemos pensar en algunas excepciones que no eliminan el principio, sino que solo son consideradas como excepciones poco comunes.
Podríamos decir que hay una “Excepción Corrie ten Boom.” Corrie ten Boom era una cristiana holandesa con una valentía extraordinaria quien sobrevivió en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y tuvo un testimonio impactante y un corazón por Dios. El pastor Chuck Smith invitó a Corrie ten Boom a hablar un domingo en Calvary Chapel Costa Mesa en 1970. Fue una excepción rara pero adecuada que no debilitó al liderazgo reconocido en la congregación.
También podemos decir que hay una excepción de “misionero fronterizo ”, utilizando el ejemplo hipotético de una mujer misionera que ve a una tribu ganada para Cristo sin un líder masculino preparado para enseñar y liderar. La situación no es la ideal, pero a veces la respuesta es actuar con lo que tenemos y trabajar hacia un ideal bíblico. Podemos imaginarnos a una mujer tomando el papel y responsabilidad que la Biblia normalmente otorga a hombres entrenados, y trabaja para edificar a líderes masculinos de entre los que sirve.
Una área de precaución sería el uso de la esposa del pastor en el pulpito. Por la naturaleza de su liderazgo con su esposo y por la prominencia natural que ella pueda tener, puede ser fácil que muchos de la congregación la consideren como el sustituto del papel y responsabilidad de su esposo, lo cual es un mensaje incorrecto.
Sin embargo, esas excepciones son solamente eso— excepciones poco probables que no deberían ser establecidas o ser consideradas como el orden normal de la iglesia. El principio de que Dios ha otorgado a hombres preparados para sostener el papel y la responsabilidad de liderazgo es muy importante, y aún más ahora que se acepta cada vez menos por la cultura en general. Tenemos que confiar en que el orden de Dios es bueno y debe ser cumplido, incluso cuando las modas y opiniones de nuestro tiempo intenten guiarnos en la dirección opuesta.