
Todos aquellos que hemos nacido y crecido en países con fuerte influencia de la iglesia católica española estamos familiarizados con la cuaresma. Podríamos afirmar que el periodo de cuaresma y semana santa es la época más importante en el año para el catolicismo. Es un tiempo caracterizado por tradición y ritos antiguos que, en la mayoría de los casos, ni siquiera los practicantes de la fe católica entienden o pueden explicar. Pero, como cristianos protestantes, ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante esta época del año? ¿Entendemos realmente de qué se trata?
La cuaresma recibe su nombre por ser una temporada de 40 días desde el llamado miércoles de ceniza hasta el jueves de semana santa. Según la tradición católica se establecieron 40 días por ser éstos una constante en la Biblia cuando algún personaje bíblico estaba bajo prueba. Se cita frecuentemente la tentación de nuestro Señor en el desierto, el tiempo de Moisés en el monte Sinaí, entre otros. Originalmente se presentó la idea de este periodo de tiempo previo a la semana santa como un tiempo de preparación para conmemorar la semana de pasión de nuestro Señor. Al pasar el tiempo se adjuntó la idea de que no solamente fuera un tiempo de preparación sino también un tiempo de purificación y confesión, buscando alejarse de tentación y en algunos casos, sometiéndose a ritos de penitencia que acercaran al creyente a Dios.
Como cristianos protestantes debemos tener en cuenta dos cosas. Primero, el verdadero origen de este tiempo de lamentación o preparación es pagano llevándonos hasta los tiempos de la primitiva Babilonia, cuando se empezó a conmemorar el lamento por la muerte de Tamuz durante la primavera (Ezequiel 8.14) y en segundo lugar, no hay ningún lugar en la Biblia que nos muestre que la iglesia primitiva celebrara algo parecido. De hecho, no hay registros históricos de antes del tercer siglo que nos muestre la práctica de esta clase de celebraciones entre los primeros cristianos. Es más, estos registros nos muestran que la conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo era un asunto semanal (cada domingo) y un motivo de gozo, no de luto o lamento.
No es necesaria una época de purificación pues fue precisamente para eso que Cristo vino a sufrir la muerte de cruz."
La idea de un tiempo en que el creyente en Cristo debe someterse a un tiempo de penitencia a raíz de su pecado es contrario a la Biblia y de hecho ofensivo a la luz de la obra de Cristo en la cruz. No es necesaria una época de purificación pues fue precisamente para eso que Cristo vino a sufrir la muerte de cruz. No hay nada que como humanos podamos hacer para acercarnos a Dios, fue el sacrificio de Cristo lo que hizo esto posible y su resurrección la victoria sobre la opresión de la muerte sobre nosotros. Así que la práctica de los ritos católicos de Cuaresma y semana santa son únicamente una expresión de religión humana, idolatría y obras muertas que van en contra de la verdad del Evangelio y el costo de la plena salvación obtenida por Cristo Jesús.
Pero ahora, ¿Cuál debe ser la actitud del creyente bíblico ante estos ritos y tradiciones? La Biblia nos dice que cuando el Señor Jesucristo veía la condición religiosa del pueblo de Israel su corazón se movía a compasión pues los veía como ovejas sin pastor. (Mateo 9.36, 14.14; Marcos 6.34) Incluso, la Biblia nos dice que aunque era una nación que perseguía y asesinaba a los profetas, Él hubiera querido juntarlos como una gallina junta a sus polluelos (Mateo 23.37). ¿No debería ser esta nuestra misma actitud? Como cristianos deberíamos ver como nuestros pueblos permanecen atados a tradiciones sin sentido y ritos contrarios a la verdad del Evangelio y experimentar compasión. Pero no podemos referirnos a una compasión emocional o de palabras.
La imagen que el Señor Jesús nos dibuja es la de ovejas sin el cuidado del pastor. Las ovejas son, tal vez, el rebaño de animales domésticos, con mayor necesidad de cuidado y protección. Necesitan guía para alimentarse e hidratarse y ser lideradas a través de caminos que puedan ofrecerles peligro. La idea de una oveja sin pastor es la imagen de un corazón sin esperanza de poder obtener alimento y vida espiritual por sí solo. Cuando vemos a nuestros pueblos envueltos en estas tradiciones de obras muertas nuestro corazón debería compartir la compasión de nuestro Dios. Una compasión que nos mueve a orar, compartir y modelar el amor de Dios en Cristo Jesús. De manera que la gente pueda ver en nosotros la justificación que Jesús obtuvo en nuestro nombre, que nos permite gozarnos con absoluta reverencia en su muerte y resurrección en vez de lamento.
Así que, que aunque la cuaresma no sea para los creyentes bíblicos un tiempo de preparación, purificación o penitencia si podría ser un tiempo de oración ferviente por nuestros pueblos en nuestro deseo de ver el nombre y la obra de Cristo reflejada en nosotros de manera que más personas encuentren en Él la justificación y el gozo que Él vino a ofrecer.