
¿Alguna vez has estado enamorado? ¿Has experimentado sentimientos intensos, fuertes e impulsivos o emociones hacia alguien? ¿Has añorado pasar tiempo con alguien porque simplemente se siente bien estar en su presencia?
¿Alguna vez has soñado con pasar el resto de tu vida con esa persona? ¿Has anticipado ansiosamente una carta de amor de su parte, imaginándote lo que dirá?
Yo estoy apasionadamente enamorado de mi esposa. Amo pasar tiempo con ella. Estar con ella me hace sentir muy bien. Los veinticinco años que hemos estado casados han sido los mejores años de mi vida y no me quiero imaginar mi vida sin ella. Mi esposa también me asegura que me ama a mí, pero también me ha confesado que hay otro hombre en su vida. No lo esconde ni se avergüenza. Inclusive, en mas de una ocasión me ha mencionado que sus sentimientos por Él son más fuertes que por mí. A pesar de que la primera vez que me lo dijo me sentí triste, ahora he podido aceptar que esta es la forma en la que debe de ser. No es por que tengamos un matrimonio que ve hacia adelante; sino por que tenemos un matrimonio que ve hacia arriba. El hombre es Jesús. Jesús es la pasión suprema de un discípulo.
Jesús le escribió una carta de amor a la iglesia de Éfeso [Apocalipsis 2:1-7]. Les fue entregada por el apóstol Juan treinta años después de que Pablo les escribió su carta a los efesios. Es una carta de amor de parte del Hombre que aprecia a los que ama y ofrece gran alabanza por sus cualidades y buen comportamiento pero también confronta a los que ama diciéndoles que se han alejado de Él. Él quiere a la iglesia de regreso por que Él la ama y les ruega que regresen a su primer amor por que ella lo necesita, se de cuenta o no. En esencia, Jesús alaba, corrige, y ofrece una cura.
LA ALABANZA
Jesús alaba a la iglesia en los versículos 2-3, “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.” La iglesia fue alabada por sus buenas obras, fe constante y sana doctrina. Primeramente, es maravilloso y me anima saber que Jesús está al tanto de todo lo que hacemos por Él. Segundo, la alabanza es impresionante. Cualquier iglesia que hace buenas obras para expandir el reino, persevera pacientemente por medio de la fe y es conocida por su integridad doctrinal se merece un elogio, o quizá dos. ¿Cuáles eran las condiciones que crearon una asamblea tan digna de alabanza? Podemos atribuir la salud de la iglesia al legado de los grandes líderes conectados con la iglesia de Éfeso: Pablo, Aquila y Priscila, Apolos, Timoteo y el apóstol Juan. Sin ninguna duda, la pasión de la iglesia de hacer discípulos, desarrollar líderes y alcanzar al mundo para Jesús influenció el elogio pero creo que la pista que revela la clave para su alabanza se encuentra en la corrección…
LA CORRECIÓN
Jesús los corrige en el versículo 4, “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.” Primeramente, creo que esta es la razón por la cual esta iglesia era digna de ser alabada, porque amaban a Cristo por encima de todo, buscaban expandir el reino de Cristo apasionadamente y permanecían firmes durante la adversidad. El amor por Cristo se encendió por medio de la sana doctrina que recibían y buscaban vivir (aplicar) la enseñanza sólida por que amaban a Cristo por encima de todo. Sin embargo, la iglesia fue corregida por alejarse de Jesús, “has dejado a tu primer amor.” En primer lugar, el amor habla de la prioridad, no de cronología. Habían convertido a Cristo en su pasión suprema, pero al pasar el tiempo, otras pasiones u objetos de afecto desenfrenado se infiltraron. Al principio, los coqueteos que parecían inocentes de estos otros objetos parecían inofensivos. Todavía había mucho que decir de esta unión segura pero después llega la carta de amor y somos amablemente confrontados por Aquel que nos ha amado supremamente. Aquel que no solo conoce nuestras buenas obras, sino que también conoce nuestros corazones mejor que nosotros mismos. A menos que nos hayamos vuelto completamente insensibles hacia Aquel cuyo amor ha sido derramado sobre nosotros, sentimos convicción cuando nos hace llegar esta carta.
Sin embargo, estas palabras no solo traen convicción, sino que también nos consuelan, incluso antes de considerar la cura. Estas palabras traen consuelo a todo discípulo por que confirman que en un tiempo Jesús sí fue nuestra pasión suprema. Revela que son amados y a pesar de que se han alejado, Aquel a quien amaron supremamente aún nos ama supremamente y nos quiere de regreso. Añoro regresar y cuando me pregunto cómo hacerlo, descubro que Él ha abierto el camino.
LA CURA
Jesús revela la cura en el versículo 5, “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras.…” Antes que nada, somos llamados a recordar de donde hemos caído. Básicamente, recuerda un momento preciso en tu vida cuanto estabas supremamente enamorado de Cristo. ¿Cómo de veías? Recuerda tu pasión por aprender de la Biblia. Recuerda cómo leías las Escrituras, como si fuera una carta de amor de parte de Dios y aferrándote a cada palabra.
Reflexiona sobre tu vida de oración, alabanza, compartiendo tu fe, sirviendo, dando y en tus relaciones con otros creyentes. Después, somos llamados a arrepentirnos. Necesito cambiar mis pensamientos acerca de Dios, mi alejamiento de Jesús, y la realidad de permitir que otros afectos obstaculicen al Dios que me comprometido a amar verdaderamente. Finalmente, regresa y haz las primeras obras. Cuando regresamos a hacer nuestras primeras obras existe la profundidad de un amor maduro. Una pasión que se distingue de un amor juvenil. Un amor supremo es aquel que ha sido cultivado durante la temporada de pruebasy descubrimientos, y darse cuenta que ningún otro amor satisface como el estar supremamente enamorado de Jesús.
TRABAJO DE POR VIDA
1. Describe un tiempo en tu vida cuando estabas supremamente enamorado de Jesús.
2. Reflexiona tu estado actual. ¿Existe algo que está obstaculizando tu amor por Jesús? ¿Qué pueden ser estas cosas?
3. Si Jesús es actualmente tu amor supremo: regocíjate. Si Jesús no es tu amor supremo actualmente, considera qué cambios necesitarás hacer para regresar al amor de Jesús.