
Tradicionalmente, se conmemoran los cuatro domingos previos a Navidad como Adviento, normalmente se encienden cuatro velas durante ese periodo. En nuestro hogar tenemos una fila de cuatro velas rojas, una para cada domingo. Al llegar el cuarto domingo, las cuatro velas están encendidas y su flama trae luz a nuestro hogar.
Esta es una tradición que nos prepara para celebrar el gran evento mundial de la venida de Jesús; Dios le agrega humanidad a su deidad y viene a la tierra como si fuese cualquier otro niño.Las velas dan luz, y uno de los propósitos de la luz es dar confianza y valentía. En la oscuridad es fácil tener miedo e incluso ser cobarde. Jesús lo cambió todo al traer su luz al mundo.
Cuando Jesús vino al mundo, los ángeles le dijeron a los pastores de Belén:
El ángel les dijo: “No tengan miedo.” (Lucas 2:10).
Este mensaje no solo fue para esos pastores; fue un anuncio para toda la humanidad: el arribo de Jesús es el fin del miedo.
Eran buenas noticias para la humanidad que la segunda Persona de la Trinidad agregó humanidad a su deidad, porque esto significa que hay algo compatible entre Dios y el hombre. El hombre nunca podrá convertirse en Dios; pero si Dios puede agregar humanidad a su deidad, demuestra que el hombre realmente fue hecho a la imagen de Dios. La encarnación demuestra que Dios no es necesariamente enemigo de la humanidad. Nunca leemos que Jesús tomó la forma de los ángeles, pero sí tomó la naturaleza de la humanidad.
Así que no tengas miedo. Jesús vino como amigo para la humanidad, incluso en nuestra debilidad y pecado, Él se acerca a nosotros. No somos huérfanos en el universo, sino que el Creador del universo se ha acercado a nosotros. El mismo que creó todo con una sola palabra, vino a nosotros como Palabra Eterna.
Jesús vino a traer luz, no oscuridad. La luz ahuyenta el miedo, ignorancia y desánimo. Podemos aceptar la palabra que se les dio a esos pastores y entender que Dios no habla lo mismo a nosotros: Jesús ha llegado, "no tengas miedo."