
Mientras los evangélicos progresistas aplauden los cambios culturales recientes, los conservadores están preocupados por los valores tradicionales que se están desechando a favor de la revolución moral. Sin embargo, lo que necesitan recordar es que siempre ha sido así desde el principio.
En Genesis 2:17, Dios le advirtió a Adán y Eva que si comían del árbol de la ciencia del bien y del mal, morirían. Tal y como les fue advertido, cuando Adán comió, la muerte se introdujo a la creación y enredó sus dedos pálidos alrededor de la garganta de nuestro mundo. Todo decae y muere, incluso las estrellas. La Segunda Ley de la Termodinámica es una regla inexorable; todo va de orden a desorden, a menos que se le aplique energía inteligente.
LO QUE ES VERDAD DEL REINO FÍSICO, TAMBIÉN ES VERDAD PARA EL REINO ESPIRITUAL.
La historia es el cuento de cómo, por si mismos, los seres humanos van de mal en peor y si ese curso no se interrumpe, lo peor terminará en ruinas. Sin embargo, las interrupciones, aunque escasas, crean un efecto de inversión, abriendo una puerta a la Edad de Oro, un momento radiante en el tiempo donde las personas pueden ver lo que pudo ser si las cosas se hubiesen hecho a la manera de Dios.
Todas las grandes civilizaciones de la historia disfrutaron de un periodo de ascendencia precisamente porque honraban la eternidad que Dios había puesto en sus corazones (Eclesiastés 3:11). Eso fue una obra de la gracia de Dios, mantener los efectos nocivos de la Caída como un tipo de inversión de la Segunda Ley de la Termodinámica espiritual, en la cual el orden moral cae en desorden.
COMO SEGUIDORES DE JESÚS, NO DEBEMOS OLVIDAR QUE VIVIMOS EN UN MUNDO CAÍDO, Y PRECISAMENTE PORQUE ES UN MUNDO CAÍDO, SEGUIRÁ CAYENDO EN DESCOMPOSICIÓN Y CAOS MORAL.
Lo mejor que podemos hacer es ser sal para reducir la velocidad de la descomposición y ser luz para ofrecer refugio a las personas que ya no quieren continuar en el mundo. Sin embargo, la sal no puede revertir la descomposición y nuestra luz solo puede brillar en la oscuridad. Solamente la Estrella de la Mañana puede darnos un nuevo día.
Las iglesias cometen el error de creer que harán una transformación social por medio de acciones políticas y campañas de justicia social. La historia comprueba que la renovación cultural es una obra del avivamiento impartido por el Espíritu de Dios."
Seamos sal y luz aprendiendo y viviendo la Palabra de Dios. Oremos para que el Espíritu Santo se mueva fuerte y soberanamente, trayendo una nueva temporada de transformación y avivamiento cultural.