
La vida tiene momentos inesperados. ¿Te has dado cuenta que a veces las cosas no salen como pensábamos aún después de haber orado? Quizás has estado orando por un amigo o ser querido, y nos has obtenido la respuesta que esperabas. Quizás has estado orando por un trabajo o un cónyuge, y simplemente no ha sucedido en el tiempo ni la manera que querías. Al igual que los discípulos, la mayoría del tiempo no entendemos lo que Dios está haciendo, no vemos la imagen panorámica. Las cosas no siempre resultan de la manera que pensamos que deberían.
JESÚS LES DIJO A SUS DISCÍPULOS QUE PIDIERAN – QUE ORARAN POR TODO.
Él nos dijo que a nuestro Padre celestial le encanta dar buenos regalos a sus hijos. Jesús dijo, ”Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. (Mateo 7:7-8). Sin embargo, a veces cuando le pedimos y buscamos, nuestro Dios parece decir “no” o “espera”. Me he preguntado qué es lo que las Escrituras dicen acerca de momentos como estos y me di cuenta que la Biblia sí hace referencia a esta cuestión en diferentes ocasiones.
Por ejemplo, el libro más viejo de la Biblia - Job – es un recuento del sufrimiento humano y registra el discurso acerca y dirigido al Dios Todopoderoso. Job habla con Dios detalladamente acerca de su sufrimiento y clama por ayuda y entendimiento. El texto no aclara cuánto tiempo sufrió Job antes de que Dios le contestara, pero es claro que sí tuvo que ESPERAR en el tiempo de Dios. En el caso de Job, Dios eventualmente respondió muy claramente a sus oraciones y le dio un final bendecido, aunque no vería a sus hijos que habían fallecido en este lado del cielo.
LOS SALMOS SON UNA GRAN COLECCIÓN DE COMUNICACIÓN CON DIOS POR MEDIO DE ORACIÓN Y CANCIONES.
A menudo lo que encontramos en el libro de los salmos es que las respuestas de Dios a las oraciones son lentas y a veces son muy diferentes a lo que se esperaba. Pienso en el Salmo 69 donde el salmista dice:
"Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios." (Salmo 69:2,3)
y recuerdo también Salmo 27:13,14:
“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová;Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;Sí, espera a Jehová."
Tambien recuerdo la historia de David cuando oraba por la sanación de su primer hijo con Betsabé. Él ayunó, oró y clamó para que no muriera su hijo, pero Dios no respondió a su oración con un “sí”. (Lee la historia en 2 Samuel 11 & 12:1-23)
Otro recuento más conocido de cuando Dios respondió con un inesperado y muy claro “no” a una oración está registrado en 2 Corintios 12 por el apóstol Pablo. Este era un hombre que había experimentado tantos milagros sobrenaturales de sanidad. ¡Pablo había visto a un hombre resucitar de la muerte en respuesta a sus oraciones! (Hechos 20:9-12) Bastaba con que las personas del tiempo de Pablo tomaran con su mano uno de sus paños en fe para recibir sanidad (Hechos 19:11-12). Sin embargo, tenemos el recuento en 2 Corintios 12:7-10 de cuando las oraciones del mismo Pablo no prevalecieron, es decir, que no recibió un “sí” de Dios. Aquí nos comparte su historia:
"Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
Pablo nos comparte su experiencia, básicamente dice, "Oré deliberadamente tres veces que Dios para que me quitara esto y Él me dijo que no" pero también dice, "Dios también me mostró lo que es bueno para mí." Pablo menciona que lo que él aprendió es que un “no” de parte de Dios es siempre por su propio bien. Dios sigue obrando en nuestras vidas y podemos aprender a regocijarnos – incluso cuando Dios nos dice “no” porque Él siempre tiene nuestro bienestar en mente.
ME CONSUELA EL HECHO DE QUE NO ES SOLAMENTE MIS ORACIONES LAS QUE IMPIDEN QUE MIS EXPECTATIVAS SE CUMPLAN."
Al final del día, sé que Dios es Dios y yo le pertenezco. Él tiene la ultima palabra para el resultado final. Sé que Dios está preparando algo mucho mejor de lo que yo pueda pensar, algo “mucho mas abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20). Sin embargo, sé que tengo un punto de vista muy limitado en este lado de la eternidad, no me es posible ver la imagen panorámica de lo que Dios tiene planeado. Pablo menciona en 1 Corintios 13:12, "Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” Sé que tengo que confiar en Dios y creer en que Él tiene control sobre lo que está por venir, por lo que no se ve (Hebreos 11:1).
Otro ejemplo de una oración aparentemente sin contestación se me viene a la mente, en el jardín de Getsemaní, Jesús oró al Padre, “Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.” (Marcos 14:36) (Lee tambiénMateo 26:39; Lucas 22:42). La respuesta del Padre, sabemos que NO fue quitarle a Jesús la copa de la ira de Dios sobre el mundo, sino que Jesús tuvo que tomar esa copa, y lo hizo voluntariamente en la voluntad de Dios. ¡Y gracias a Dios que lo hizo! Jesús rindió su vida voluntariamente para que nosotros podamos rendir la nuestra ante Dios para la eternidad!
Hace poco estaba platicando con mi hijo Isaac acerca de este tema. Concluyo con sus comentarios:
“Aunque batallo para reconciliar el sufrimiento con las oraciones no contestadas, mi esperanza descansa sobre esto – que Dios, quien fue fiel en cumplir sus promesas en el Antiguo Testamento en la persona de Cristo, definitivamente será fiel con nosotros hasta el fin. Incluso cuando no podamos ver cómo es que nuestras circunstancias sean parte de su plan redentor, cuando no podamos explicar cómo un Dios bueno pudiera no responder a nuestras súplicas, podemos recordar que se respondió de la misma manera al sacrificio de Jesús. No obstante, Dios utilizó la muerte de su propio Hijo para traer salvación, para que todos seamos sus hijos.”
Isaac concluyó, “Comprendí que Dios no solamente quiere darme regalos, Él no quiere que yo simplemente lo busque, Él quiere atraerme a hacia Él, para que pueda conocerle íntimamente y experimentar de su amor como el hijo que soy.”
Reconociendo esto, quiero seguir con perseverancia caminando hacia Dios. Quiero “buscar, pedir y tocar la puerta,” porque en el proceso, podré conocer mejor a mi DIos. Conoceré “con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,” (Efesios 3:18) del amor de Cristo, incluso en medio de las dificultades de mi vida.