
El pasado jueves 17 de octubre 2019 se marcó con sangre la historia de Culiacán, un suceso trágico que no será olvidado y que nos recordó crudamente la realidad de este mundo caído y lleno de violencia y maldad.
Hacía solo unos minutos que yo había salido de la zona donde inició la balacera, mi teléfono empezó a sonar con llamadas y mensajes de amigos y personas de las iglesias que pastoreamos donde expresaban el pánico que sentían por estar en medio del fuego cruzado, matrimonios, jóvenes, y familias con niños, corrían buscando refugios para no ser alcanzados por las balas, traté de regresar para ayudarles pues pensé que era “una balacera más” de las que ya hemos experimentado en la ciudad, pero ya no pude llegar por el caos y las calles cerradas por las autoridades, después empecé a escuchar en casi todas las direcciones balazos y helicópteros, cuando me llama un pastor de la iglesia para decirme que me refugiara, que era una situación de un nivel nunca antes visto, que los rumores eran que habían capturado al hijo del Chapo Guzmán.
Gracias a Dios pude llegar a casa con mi familia y me dediqué toda la tarde a orar, llamar, y mandar mensajes a muchas personas de la iglesia que habían quedado atrapadas en medio del fuego, mucho dolor, desesperación y llanto. Esa tarde – noche fue un tiempo donde la ciudad estaba sin ley, sin autoridades, y se desató el mismo infierno sobre las calles sin haber nadie que les pusiera un alto ya que las autoridades habían cedido ante la presión del crimen, liberaron al hijo del Chapo y los miembros del cartel de Sinaloa como “castigo” recorrieron toda la ciudad accionando su armamento y quemando carros y camiones.
Gracias a Dios la mayoría de mis conocidos llegaron bien a sus casas después de haber pasado varias horas encerrados en restaurantes, plazas, oficinas, escuelas, etc. Incluso algunos pasaron la noche en esos lugares. Tristemente hubo varias muertes de civiles, además de las bajas de soldados, policías y delincuentes, más de lo que las noticias reportaron.
En medio de todo este caos mientras escuchaba las armas detonar y los helicópteros pasando por arriba de nuestra casa clamé a Dios por Su ayuda, lloré de frustración e impotencia, hace 4 años que empezamos a plantar las 3 iglesias que tenemos ahorita en la ciudad y sabíamos de esto, pero fue un recordatorio de tanto que nos falta, me pregunté ¿Cómo pelear la guerra por nuestra ciudad?, la respuesta la resumo en este pequeño artículo que quiero compartir contigo.
El texto que Dios me hizo recordar fue el siguiente:
“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2 Corintios 10:3-5
En este texto sagrado vemos 3 estrategias para pelear la guerra por nuestra ciudad, y no sólo para Culiacán, sino para el lugar donde tú te encuentras ya que todos nos enfrentamos a la misma batalla espiritual.
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Estrategia Espiritual
“Andamos en la carne pero no militamos según la carne” habla de que siendo humanos no peleamos como humanos, las armas de nuestra pelea no son humanas sino poderosas en Dios para derribar murallas de maldad en el ámbito espiritual.
El mundo material es una manifestación del mundo espiritual, el mundo espiritual gobierna el mundo material. El mundo material es la punta del iceberg, el mundo espiritual es todo lo que hay detrás.
“Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.” Efesios 6:12 (NTV)
El cártel de Sinaloa pelea contra las autoridades y las autoridades contra el cártel de Sinaloa, nosotros no peleamos contra ninguno de los dos, nuestra lucha es contra la maldad, contra las tinieblas del mundo espiritual que manipulan todas las guerras en el mundo material, ya que existe una batalla invisible en el ámbito espiritual y es la razón de lo que sucede en el mundo material, hay un trasfondo espiritual en los conflictos de los hombres.
El verdadero conflicto no está en las calles de Culiacán, sino en los cielos de Culiacán, y somos nosotros el ejército que Dios ha escogido para pelear esa gran batalla.
Debido a que la guerra es en lo espiritual, nuestras armas no son humanas, ni físicas, no son las pistolas, metralletas, barrets, granadas, etc. Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios, es decir, que el poder para vencer proviene de Dios, no de nosotros, ya que “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Zacarías 4:6
Si el poder proviene del Señor, entonces nuestra principal arma es la que nos conecta a ese poder infinito, la oración e intercesión, pero la oración no tiene poder en sí, sino que te conecta con el que sí lo tiene infinitamente, Jesús."
Cada vez que oramos por la ciudad, por las familias, por los criminales, estamos accionando el plan de ataque del Señor Jesús, cada vez que levantamos nuestra voz y corazón a favor de la ciudad estamos disparando cañones espirituales que derriban estas fortalezas y murallas, de maldad.
Orar e interceder por nuestra ciudad es clamar a Dios por Su misericordia, rogar al Señor que perdone tanta maldad en nuestra ciudad, que lleve al arrepentimiento a todos los que hacen violencia y transforme sus corazones para bien, es ponernos en medio entre Dios y ellos y pedir que no los destruya, que les abra los ojos y puedan ver su pecado y su destino de perdición eterna, es pedir por la protección de los inocentes, de los afligidos, es elevar nuestra voz glorificando y exaltando al Señor Jesús por sobre toda la ciudad.
Esta es la principal estrategia en el plan de acción de nuestro capitán el Señor Jesús, la estrategia espiritual, elevar nuestra voz a los cielos clamando por nuestra ciudad
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Estrategia Misional
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios” nos habla de esa gran misión que se nos ha encomendado de predicar la verdad, proclamar el conocimiento de Dios a todas las personas de nuestra ciudad.
La estrategia espiritual consiste en alzar nuestra voz a los cielos, la estrategia misional consiste en alzar nuestra voz a la ciudad, echando abajo los razonamientos que se oponen al conocimiento de Dios.
¿Cuándo va a cambiar la situación de la ciudad?, cuando cambie la gente de la ciudad, y ¿cuándo va a cambiar la gente de la ciudad?, cuando escuchen y entiendan el mensaje transformador de la palabra de Dios, y ¿cuándo escucharán y entenderán el mensaje transformador de la palabra de Dios?, cuando nos levantemos a predicar y proclamar los que ya lo hemos escuchado y entendido. Ya que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).
La guerra verdadera es una guerra de razonamientos, de maneras de pensar, de formación.
La narco cultura, y la tolerancia a la misma es la razón de lo que sucedió, tenemos que reconocerlo. Esos jóvenes armados que andaban por toda la ciudad, tienen o tuvieron padres que los educaron, en algún momento fueron niños que crecieron viendo y escuchando la predicación diabólica de la violencia y la búsqueda de placeres por encima de todo. Si esos jóvenes fueran transformados por la palabra de Dios, fuera otra cosa, pero mejor aún, si de niños fueran enseñados en la palabra de Dios, es muy probable que no llegarían a esto.
Entonces lo que vimos es una consecuencia de años de formación o de deformación, ¿nos sorprende cuando ha sido un adoctrinamiento durante toda su vida para llevarlos a pensar así?, por eso, el cambio viene a través de un mensaje que cambie su manera de pensar, palabras llenas del poder de Dios tomadas por el Espíritu de Dios y llevadas hasta lo más profundo de sus corazones
¿Estamos afligidos y hartos por tanta violencia? La solución está en nuestras bocas.
Cada vez que ignoramos el mandato del Señor de predicar a toda persona estamos promoviendo que la maldad crezca en la ciudad, ese compañero o vecino tuyo que no le hablamos puede convertirse en un criminal más.
No estoy diciendo que dependa de nosotros la salvación de las personas, pero sí el que Dios desea que seamos sus instrumentos para ello. He entendido como nunca que los incrédulos de esta ciudad son responsabilidad de los creyentes de esta ciudad.
Agradecemos mucho a los soldados, los marinos, los policías, al presidente, el que salgan a luchar arriesgando sus vidas para protegernos y a nuestros hijos, pero la batalla espiritual de la cual tú y yo somos responsables, es la solución definitiva.
No podemos quedarnos callados, no podemos quedarnos sentados, cuando nuestra ciudad se cae a pedazos literalmente.
Dios no va a mandar ángeles para que les anuncien el evangelio a todos ellos, para eso nos salvó a nosotros. Si todo se tratara de vivir bien, de venir a la iglesia a escuchar la palabra de Dios y alabarle, entonces ya estaríamos en el cielo, eso es lo que haremos por toda la eternidad, pero si aún estamos aquí es porque Dios tiene una tarea para nosotros que necesitamos cumplir en este lugar y en este tiempo, y tiene que ver con llevar Su palabra.
Por eso hacemos tanto énfasis en plantar iglesias, porque ese es el plan de Dios, Su estrategia para este tiempo para predicar y hacer discípulos, ¿Te imaginas si tuviéramos más iglesias que oxxos? Te puedo asegurar que bajaría mucho la posibilidad de vivir lo que sucedió el jueves.
¡Necesitamos despertar! Esto que sucedió debe traer un avivamiento genuino, el volvernos al corazón de Dios y a Su plan para esta ciudad.
Cuando Napoleón estaba en su campaña de conquistar el mundo, les mostró un mapa a sus soldados y apuntó a China y dijo “Este es un gigante dormido, no lo despierten”, creo que lo mismo le dice el diablo a sus demonios respecto a la iglesia.
Yo lo tengo claro, Dios desea plantar muchas iglesias en toda la ciudad, lámparas que alumbren y disipen las tinieblas por toda la ciudad, pero mi oración siempre es la oración que Jesús pidió que hiciéramos: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” Mateo 9:37-38
El otro ejército en esta batalla sabe muy bien de lo que hablo, ese ejército espiritual de maldad está invirtiendo todos sus recursos en proclamar su mensaje de perdición a toda la ciudad, piénsalo, espectaculares, narco corridos, programas de radio y televisión, películas, redes sociales, todo con su mensaje negativo exaltando los placeres y la muerte, ellos están levantando muy fuertemente sus argumentos, razonamientos, en contra del conocimiento de Dios, y ¿nos sorprendemos por lo que sucedió el jueves?. Somos responsables de ello, por permitir y tolerar esos mensajes en nuestras generaciones y por no derribarlos con la verdad y el conocimiento de Dios.
¿Mi sueño?, creo que es el sueño de Dios, iglesias que prediquen verso a verso por toda la ciudad, y te aseguro que Culiacán será entonces conocido no por el narco, sino por Cristo.
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Estrategia Personal
“Y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, habla de una cuestión personal, yo no puedo llevar cautivo ningún pensamiento a Cristo sino los míos. Literal significa “capturar y transportar”, como un reo (lo que no hicieron con el hijo del Chapo), llevarlo a la voluntad de nuestro Señor, y cómo hacemos lo que pensamos, habla de una vida rendida al señorío de nuestro Maestro.
La estrategia espiritual tiene que ver con Dios, la misional con la ciudad, la personal con nosotros mismos.
No puedo conquistar una ciudad si primero no me conquisto a mí, el cambio inicia en nosotros, en ser influencia divina a nuestro entorno, en dejar de exaltar el mal, y vivir y exaltar el bien. Si todos vivimos de esta manera, podemos influenciar nuestra ciudad para la gloria de Dios.
Así entonces, las estrategias espiritual, misional, y personal, serán la clave para ver un cambio en nuestra ciudad hacia la gloria de Cristo, y ver un poco de lo que será el que “la tierra sea llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” Habacuc 2:14.