
LAS DIFICULTADES
Cuando pensamos en la guerra espiritual, pensamos en dificultades. Sin embargo, deshacernos de las dificultades no es la victoria. La verdadera victoria consiste en cómo respondemos a estas dificultades. La guerra se lleva a cabo en el campo de batalla de nuestra mente. Las dificultades nos confrontan de muchas maneras. Pueden incluir problemas de la salud, asuntos económicos, problemas en las relaciones y muchos otros.
En 2 Corintios 10, Pablo enfrentó el estrés cuando sus oponentes lo difamaron. Estos ataques afectaron a Pablo emocionalmente. Pablo también pasó por ataques físicos. Él cargaba con las cicatrices de la persecución en su cuerpo. Esto incluía los 40 azotes menos uno que había recibido, las marcas de haber sido azotado por varas tres veces y apedreado (2 Corintios 11:24,25). Estas cicatrices eran físicas. Sus dificultades eran tanto emocional como físicas. Las dificultades que Pablo enfrentó con sus enemigos se volvieron representativas de las muchas dificultades que enfrentamos nosotros. La victoria que Pablo logró en la guerra espiritual nos instruye en la manera en que nosotros podemos tener victoria en las dificultades que enfrentamos.
LA PRUEBA DE LA DIFICULTAD
Dos verbos griegos, dokimadzo y peiradzo, se pueden traducir como las palabras “intentar,” “tentar” y “prueba.” El común denominador entre estas dos palabras es el concepto de pasar por una prueba. Es como el fabricante de Lexus poniendo un carro recién fabricado sobre el autódromo para ver qué hará. No está esperando a que falle. Las dificultades que suceden en nuestras vidas son para probarnos. Demuestran qué hay dentro de nosotros. Básicamente podemos responder en fe o en la carne.
LA RESPUESTA
Pablo respondía a las dificultades con el fruto del espíritu, suplicando a sus detractores con la humildad y mansedumbre de Cristo. Al hacer esto, Pablo demostraba que había ganado la guerra espiritual. “Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, mas ausente soy osado para con vosotros” (2 Corintios 10:1). Si no respondían a este método pacificador, él los confrontaba de una manera mas dura, disciplinando a sus enemigos por causa de su desobediencia. “…y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta” (2 Corintios 10:6).
LA VICTORIA
La victoria en la guerra espiritual no se logra deshaciéndose de las dificultades. Muy a menudo, cuando enfrentamos la guerra espiritual, sentimos que nos volvemos campeones cuando Dios remueve la dificultad o prueba de nuestras vidas. Creemos que, para ser victoriosos, la enfermedad debe ser remplazada con salud, la relación debe ser restaurada, y el enemigo debe de dejar de decir cosas malas de nosotros, nos debe de llegar mucho dinero para pagar los gastos. No obstante, esto es en el reino de lo físico.
LA NATURALEZA DE PELEAR
La pelea no es física, sino espiritual. Nuestras circunstancias tal vez sean físicas, pero el mundo espiritual está en nuestras mentes; y nuestras mentes conectan lo intelectual con lo espiritual. Pablo dice que nosotros “caminamos según la carne.” Esto significa que intentamos alcanzar la victoria por medio de nuestros propios recursos, utilizando solamente nuestras habilidades mentales y físicas. Sin embargo, para ser exitosos en el reino espiritual, significa no confiar en nuestras propias fuerzas; ni en lo que podemos hacer.
“Ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar de aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne.” (2 Corintios 10:2). “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne” (2 Corintios 10:3).
NUESTRO TIPO DE ARMA
Cuando decimos “guerra espiritual,” el énfasis está en la palabra “espiritual.” Esto es en contraste con nuestras habilidades humanas. “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Corintios 10:4).
Nuestras armas no son los recursos humanos. Pablo describe nuestro recursos como “carnales.” ¿Cuál es la diferencia entre “carnal” en el versículo cuatro y “carne” en el versículo tres? Ninguna. Ambas se traducen a la palabra griega sarks. “Carnal” viene del francés-latín, “fleshly” del antiguo ingles-germánico, pero significan lo mismo.
Las armas para conseguir la victoria espiritual deben ser espirituales. Son poderosas en Dios. Dios es el recurso con contraste con nuestra habilidad humana. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.” (Efesios :10).
EL CAMPO DE BATALLA
El campo de batalla no está en nuestras circunstancias. La batalla está en la mente. La mente es quizá en donde el intelecto se interconecta con lo espiritual. A veces Satanás está directamente involucrado con nuestro conflicto. Algunos incidentes bíblicos reflejan esto. Por ejemplo, Satanás puso el deseo de traicionar a Jesús en la mente de Judas (Juan 13:2).
LA PELEA EN LA MENTE
“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…” (2 Corintios 10:4-5).
LA ESTRATEGIA ES DERRIBAR LAS FORTALEZAS DE NUESTRA MENTE CON EL PODER DE DIOS.
Las fortalezas conocidas por los griegos eran murallas en las ciudades griegas que eran imposibles de ser penetradas por el enemigo. En Atenas, la fortaleza estaba en Acrópolis donde el Partenón estaba en el punto más alto de la ciudad. En la ciudad de Corinto, era el Acroconrintio, arriba en el acantilado, viendo por encina de la ciudad. Acro en ambos nombres significa "lugar alto." Era el lugar que era mas difícil de vencer.
Los lugares altos espirituales consisten en pensar en la arrogancia manifestada en contra de los valores piadosos. Uno de los lugares en donde esto se lleva a cabo es en la mente de estudiantes cristianos en universidades seculares cuando se les lava el cerebro con ideas que son completamente opuestas a los valores bíblicos. Algunos maestros ridiculizan a cualquier estudiante que habla de las verdades absolutas de la Biblia.
Otro lugar en el que las cosas elevadas van en contra de la verdad piadosa es en la televisión, especialmente novelas y programas que se burlan de los valores piadosos sexuales. Los cristianos se ríen y absorben perspectivas en sus mentes que no deberían de ser parte de sus vidas. Lo mismo se puede decir del internet. Incluso las noticias, con su forma de pensar políticamente correcto, puede plantar puntos de vista que van en contra de la manera de pensar de Dios. La victoria viene cuando asaltamos nuestros pensamientos que son contrarios a los pensamientos piadosos. En este pasaje, ganar la guerra espiritual no se consigue gritando, “¡Te reprendo Satanás!,” Sino al usar la fuerza de Dios para cancelar nuestros pensamientos que van en contra de los pensamientos de Dios.
Mientras Dios quizás haga que se vayan nuestras dificultades, la verdadera victoria espiritual viene cuando tenemos una perspectiva piadosa con referencia a lo que nos está pasando, ya sea que se vaya la dificultad o no. La verdadera solución es reprogramar nuestra manera de pensar con una mente renovada, pensando los pensamientos de Dios.